La economía gig ha tenido un impacto altísimo en la sociedad y los mercados. Está muy presente en nuestras acciones cotidianas.

Los recursos con los que encontrar un trabajo no tienen nada que ver con los que teníamos antes. Actualmente, para poder generar ingresos por tu cuenta, puedes llevar pasajeros en tu vehículo gracias a Uber, alquilar un apartamento por Airbnb o vender cosas que ya no utilizas por Wallapop. 

De esta manera, consigues dinero y, además, ser tu propio jefe. Pero, como en todo, hay unos pequeños problemas. No estás cotizando en la seguridad social, ni tampoco tienes cobertura mientras trabajas, ni vacaciones pagadas… 

Hay profesionales que, sin embargo, saben organizarse bien y trabajar de manera independiente para varias compañías. Muchos emprendedores que trabajan desde su propia casa, al final, acaban generando más ingresos que si lo hicieran en una oficina, por ejemplo.

El mundo digital abraza a la economía gig, también conocida como economía colaborativa.

¿Este nuevo modelo de negocio supone una precariedad del empleo?

El mundo artístico siempre se ha caracterizado porque los artistas ganaran su dinero en función del número de actuaciones que realizasen. De ahí proviene el nombre gig. 

Este tipo de modelo de negocio ha resultado ser muy efectivo para las startups. Han creado diferentes plataformas colaborativas en las que los clientes se ponen en contacto entre sí. Gracias a esto, las empresas se llevan un porcentaje de cada transacción que los usuarios realicen.

Este tipo de economía se ha hecho muy popular, sobre todo, en Estados Unidos y Europa. El 27% de su población ya utiliza esta tendencia para consumir, emprender o ganarse la vida. Cabe destacar que muchos de los trabajadores, que acaban recurriendo a este tipo de economía, consideran que no tienen otra opción. 

Uber

El ejemplo más claro de este tipo de economía es Uber. La plataforma que permite a usuarios llevar a pasajeros en sus propios coches fue una auténtica revolución en el mundo del transporte urbano. La aplicación corrió como la pólvora y la empresa acabó creando una red de conductores y usuarios bastante sólida y fiel. 

Lo cierto es que este tipo de modelo de negocio no sólo se resume a Uber. Actualmente, estamos viviendo un cambio en el modelo de trabajo. Podemos encontrar desde doctores que pasan consulta virtualmente, hasta abogados que contactan con sus defendidos a través de videollamada. 

Al fin y al cabo, el concepto de la economía gig acaban agrupando a personas que no tienen otra salida para generar ingresos, jóvenes que buscan pluriemplearse o talentos que desarrollan proyectos creativos y futuristas. 

En América Latina la economía colaborativa está comenzando a marcar tendencia. Se estima que crecerá desde los 14mil millones de dólares a los 335mil en 2025. 

Los riesgos

Como todo tipo de modelo de negocio, embarcarse en un proyecto de economía colaborativa también conlleva sus riesgos. Algunos de estos tienen que ver con la tendencia a la informalidad laboral. Hay quienes lo asocian, también, a la precariedad laboral. 

Por otro lado, la economía gig carece de un marco legal sólido, salarios muy bajos y situación de indefensa de los freelancers.