Las dos caras de la pandemia en el mundo de los emprendedores

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Ahora que los efectos sanitarios de la pandemia van dejando paso a los efectos económicos y se puede empezar a hacer balance de lo que nos ha quitado y lo que ha permitido cambiar el coronavirus desde el punto de vista financiero y en la forma de hacer negocios, parece cada vez más factible la hipótesis de que el coronavirus va a suponer un antes y un después en el mercado laboral y en el tipo de proyectos que interesan a emprendedores e inversores, no en balde este tipo de acontecimientos tienden a remover hasta los más profundos cimientos de la economía, la sociedad o la política.

Y es que si la crisis que comenzó con el derrumbe del gigantesco banco de inversión Lehman Brothers terminó provocando que la economía española reorientase una parte importante de su actividad al sector exterior en vez de centrarse tanto en el mercado interno y a la vez institucionalizó el término too big to fall o demasiado grande para caer, lo cual suponía que de ahí en adelante autoridades con una tradición liberal como la FED intervendrían para salvar con dinero de los contribuyentes a sectores considerados sistémicos en vez de dejar actuar a la mano invisible del mercado, en esta ocasión el coronavirus parece que puede provocar cambios incluso aún más profundos.

Unos negocios mueren y nacen otros nuevos

La incertidumbre, la contracción del consumo y las restricciones se han llevado por delante multitud de pequeños y medianos negocios que no han podido soportar tantos meses de crisis, pero las circunstancias también han permitido la aparición de startups de nuevo cuño y también de nuevas formas de emprender con medios tan modestos como la cámara del smartphone y una conexión a internet abriendo canales de humor en TikTok como el de Khaby Lame o clases de todo tipo en plataformas como Youtube, canales que pueden monetizarse gracias a la publicidad incluida antes o después de los vídeos o directamente con colaboraciones con marcas si se consigue la suficiente repercusión.

Por otro lado, las startups enfocadas en las nuevas tecnologías como las que participan en la creación del metaverso, las que ofrecen servicios de streaming alternativos, las que ayudan a emprendedores e incluso ciudadanos corrientes a tener un control exhaustivo de sus gastos e ingresos -algo vital en tiempos de crisis-, así como las que han visto un interesante nicho de mercado en ofrecer todo tipo de asesorías a los nuevos profesionales autónomos que han logrado emerger a raíz de la pandemia y a pesar de todas las dificultades, están viendo como el coronavirus probablemente haya impulsado en unos pocos meses la digitalización de la economía a unos niveles que de otra forma hubiera llevado años e incluso lustros alcanzar.

Además, la volatilidad de los mercados de divisas, de las acciones, las commodities o las criptomonedas que la pandemia ha provocado también han supuesto una oportunidad -y la asunción de un riesgo- para traders y demás inversores que hayan creído apreciar la apertura de una ventana para arriesgar algo de capital, y aunque no pueden considerarse emprendedores sin estirar mucho el término, también son un tipo de no asalariados que pueden ver muy afectada su forma de operar en los mercados cuando se experimentan periodos de crisis, dado que los mercados en los que actúan suelen experimentar crecimientos o grandes correcciones dependiendo del tipo crisis, y es en estos momentos donde las operaciones pueden resultar más provechosas, pero también más peligrosas.

El reto de atraer el talento

Atraer profesionales que sólo requieren de una conexión a internet o al menos no expulsarlos será el reto de los próximos años para gobiernos nacionales y locales en la medida de sus posibilidades, dado que el emprendedor es un tipo de profesional que tiene que ser muy apreciado aunque sólo sea desde el punto fiscal; no sólo no supone un gasto para las haciendas públicas, sino que aporta dinero a las arcas además de generar empleo indirecto o directo en muchos casos y que en este momento se encuentra de plena actualidad por el plan del ejecutivo de Sánchez de ampliar las cuotas obligatorias, algo que podría propiciar un éxodo a países vecinos como Portugal o Marruecos, al fin y al cabo muchas de las nuevas profesiones pueden llevarse a cabo desde cualquier parte del mundo en la que exista internet.

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