El pasado 15 de septiembre estuvo con nosotros Javier Fernández Aguado para desvelarnos su método «Gestión de lo imperfecto».

Borja: Vivimos en una época llena de conflictos, tensiones y pérdida de valores. Estamos asistiendo a la configuración de una nueva forma de pensar y de hacer las cosas en las organizaciones empresariales… Se descarta el supuesto de que sólo unos pocos tengan la capacidad de desarrollar técnicas de supervivencia y desarrollo de una empresa. 

El sendero hacia el éxito profesional y personal transita por enfrentarse a la realidad tal y como es. Por ello, Javier Fernández Aguado, a comienzos de este siglo, diseñó un método de diagnóstico al que denominó “Gestión de lo Imperfecto” y, a raíz de este método, nace el libro del que les hablamos hoy: “Liderar en un mundo imperfecto”.

Este libro busca mostrar un método para las organizaciones con estructuras, recursos y entornos imperfectos. Su autor, Javier Fernández Aguado, es uno de los mayores expertos contemporáneos en gobierno de personas y organizaciones. Es director de Mindvalue, director de la Cátedra de Management Fundación “La Caixa” en el IE Business School y trae consigo grandes premios por su alta experiencia en este sector.

Muy buenos días Javier, un placer tenerte aquí.

Borja: En primer lugar, ¿cómo nace el método de gestión de lo imperfecto? ¿De qué forma lo explicas en el libro? 

Javier: Bueno, todo empezó con la solicitud del presidente de uno de los grandes bancos, que me retó a diseñar una metodología de reflexión para sus directores territoriales… En aquel momento 17 personas controlaban más de 5000 oficinas compuestas por 35000 personas, coincidió aquella solicitud con un viaje profesional a Londres y hablando allí con un directivo me comentó que qué bonito va a ser Londres cuando lo acabe. En aquel momento había estado Danny DeVito por Madrid y a Danny DeVito alguien le había preguntado su experiencia en Madrid y le había comentado que había disfrutado mucho, pero que deseaba que pronto encontraran el tesoro, eran tiempos en los que había… 

Borja: Se abrían las calles. 

Javier: Si, y a consecuencia de esas reflexiones diseñé una metodología de diagnóstico organizativo, aplicable al mundo privado y el mundo público, y desde aquel momento, ya más de una década, han sido casi dos décadas, unas bastantes docenas de organizaciones en varios países las que han aplicado esta metodología de diagnóstico para intentar no ser perfectas, porque no existe la organización perfecta, pero si para disminuir razonablemente las imperfecciones en los 5 niveles que yo considero que hay que vivir en una organización; el entorno, la estructura, las personas, yo mismo, la comunicación y los clientes. 

Borja: Yo, si me permites, me quedo con el método gestión de lo imperfecto estudiando la banca, quiero decir, al final de ahí sale el método de un gran banquero, sacamos el método de cómo estudiarlo, ¿no? Pero sí que es verdad que está bien que los bancos reconozcan que tienen también mucho que mejorar y que muchas cosas no terminan de hacer bien. Y, ojeando tu libro, he observado términos, a ver si me lo puedes explicar, ¿qué es eso del TPV o el de DPH? 

Javier: Si, en la dirección por hábitos (DPH) es una metodología de transformación organizativa que diseñé también hace bastantes años y que se aplica en múltiples organizaciones y lo que propone es convertir los valores en hábitos organizativos. Históricamente embarga la chanza , los sistemas de gobierno comienzan con la DPA o dirección por amenazas, que en algunas civilizaciones se convierten DPL o dirección por látigo, de ahí se pasa a otras metodologías, la dirección por temor, en el siglo 20 ya se habla de la dirección por objetivos y yo planteo que para lograr esos objetivos es necesario que la organización en su conjunto desarrolle determinados hábitos, los hábitos son la segunda naturaleza. 

Borja: Que fuerza tienen los hábitos eh, para cambiar conductas… 

Javier: Efectivamente, bien decía Aristóteles que se siembran actos y se recogen hábitos, y luego se empezó a añadir que se siembran hábitos y se recoge el carácter, se siembra el carácter y se recoge el destino, por tanto los hábitos son una bisagra fundamental personal y corporativa para lograr cimas valiosas. 

Borja: Oye, «algunos empeñados en transformarlo todo, menos a sí mismos» es una frase que he rescatado del libro. ¿Es de vital importancia saber dónde está uno y hacia dónde debe transformarse?

Javier: ¡Es esencial! de ahí el éxito del coaching, tal cómo se denomina en la actualidad, pero cualquier directivo valioso a lo largo de la historia ha buscado un coach, es decir un frontón, un asesor que le ayudase a romper esos techos de cristal, porque nadie es buen juez en causa propia, no hay que olvidar que Aristóteles fue el mayor sabio de la historia, fue el coach personal de Alejandro Magno, que no hubiera sido quién fue si no hubiera tenido esa experiencia.

Borja: Y cuando hablamos de instaurar rutinas en el mundo empresarial hay muchas partes de la organización que se sienten atacadas, ¿no? ¿Por qué crees que sucede esto? 

Javier: Bueno lo primero es que hay que diferenciar entre rutinas y hábitos: la rutina lo que conduce es a pensamientos paralizantes, ese círculo vicioso de esto no es posible…  ahora escuchando a Marta Estévez  estaba entusiasmado viendo cómo han sido capaces de superar, seguro, muchas veces ese «esto es imposible». Los hábitos, precisamente, es lo qué potencia, se entra en un círculo vicioso en el que cuanto más sabes más quieres saber, en cuanto más de relaciones tienes más relaciones quieres tener, más posibilidades tienes más puerta se abren. Bien es cierto que las organizaciones se ciñen a la rutina y bien es cierto que la rutina es lo que lo mata todo, a nivel personal y el corporativo, de ahí la necesidad de repensamiento de el estar cambiando hacia la mejora, porque un emprendedor que cae en la rutina al final es un cadáver. 

Borja: ¿Pero y el hábito no termina siendo una rutina? 

Javier: El hábito siempre está reclamando un paso más, siempre está abriendo una puerta a un nuevo avance, siempre se puede ser más emprendedor, siempre se puede ser más sabio, siempre se puede ser más empático… La rutina lo que lleva es a decir hasta aquí he llegado y no doy un paso más, aunque estén cercanos a la diferencia. 

Borja: Osea que tenemos que trabajar el hábito pero sin caer en la rutina, ¿no?

Javier: Así es. 

Borja: ¿Qué cualidades debe tener un buen directivo?

Javier: Estas son muchas y muy complejas, a mi me gusta empezar por una que considero esencial, un directivo solo sabe contar hasta uno, yo diferencio líderes y manipuladores.

Los manipuladores son los que se esconden detrás de conceptos como el proletariado, la gente o la clase media para enriquecerse ellos mismos, el directivo, el líder es aquel que piensa en cada una de las personas que de ella dependen y esto es esencial, solo saber contar hasta uno. Hay una segunda habilidad imprescindible para un directivo, que es el optimismo, hay gente que dice que un optimista es un pesimista mal informado, yo defiendo que un pesimista es un optimista con astigmatismo, debe pasar por el oculista para ser capaz de ver oportunidades donde otros solo ven problemas. 

Borja: Además es que cuesta lo mismo, ¿no? Ser optimista que pesimista.

Javier: Efectivamente, Tagore lo resumió muy bien cuando afirmaba que las lágrimas por haber perdido el sol te impedían ver las estrellas. 

Borja: La de cosas que nos perdemos por no mirar con optimismo.

Javier: En estos años pasados donde muchos emprendedores han caído y solo han sabido llorar, otros por el contrario han sabido relanzar proyectos de gran éxito en niveles muy diferentes a los de la escala tecnológica. 

Borja: ¿Cómo somos los españoles en cuanto al liderazgo? ¿Podemos ser capaces de empezar con esos hábitos e ir creciendo de manera continua?

Javier: Estamos muy bien salvo en un punto, que es el afán por la autoflagelación. La semana pasada impartía un seminario para 30 altos directivos de diversas organizaciones, uno de ellos había vivido precisamente en Bélgica durante 15 años y me comentaba que al volver a España lo que más pena le dio es que no sepamos disfrutar y gozar de todo lo que tenemos. España es un país maravilloso compuesto por gente extraordinaria, yo he vivido 10 años fuera de España en diversos países y desde luego me quedo sin dudas con el nuestro, superando ese afán de autocrítica destructiva completada por esa envidia patológica que muchas veces padecemos. 

Borja: Si, te doy toda la razón, yo creo que es uno de los problemas que tenemos, primero no sabemos ver las maravillas que tenemos en este país en calidad de vida, gente, bueno pues absolutamente todo, y después efectivamente la envidia, que al final no nos hace ser felices o aceptar lo que tenemos como bueno y mirar al futuro con optimismo, que al final paraliza muchísimas cosas que podrían ser muy buenas. 

Javier Fernández Aguado, Liderar en un mundo imperfecto, muchísimas gracias por habernos acompañado, desde aquí recomendar a nuestros lectores, a nuestros oyentes de Mundo Emprende, lectores de este libro Liderar en un mundo imperfecto, porque como habéis podido comprobar hay muchas ideas muy interesantes en este libro que vais a poder aplicar en vuestro día a día. Muchísimas gracias.

Javier: Gracias a ti.