La economía española suma otro dato preocupante: durante el segundo trimestre de 2025, los concursos de acreedores de particulares se disparan, incrementaron un 18,9 % interanual, alcanzando las 18.106 declaraciones de insolvencia, según los últimos datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Pero lo más llamativo no es sólo el volumen, sino quiénes protagonizan ese ascenso: las personas físicas no empresarias, es decir, familias y ciudadanos que han visto cómo sus deudas, facturas o hipotecas se vuelven insostenibles.
Mientras tanto, los concursos de sociedades y autónomos descienden.
Esta emergencia de la insolvencia doméstica plantea una señal de alarma sobre el estado del tejido económico, la fragilidad del endeudamiento privado y los efectos diferidos del último ciclo de recuperación.
Este artículo desgrana las cifras, analiza los factores que impulsan la crisis de hogares, evalúa los posibles impactos para la economía y propone reflexiones desde una visión liberal sobre cómo responder a este reto.
Una radiografía detallada de los datos, los concursos de particulares se disparan
Panorama general
De los 18.106 concursos de acreedores registrados en el segundo trimestre de 2025, el 88,5 % (16.011) corresponden a personas físicas no empresarias. Este segmento creció un 24,4 % respecto al mismo trimestre de 2024.
En contraste, los concursos de personas naturales empresarios (autónomos) disminuyeron un 16,6 % hasta 753, y los de sociedades (personas jurídicas) cayeron un 7,4 % hasta 1.342.
Geográficamente, las mayores cifras absolutas se registraron en la comunidad de Cataluña (4.322 procedimientos), seguida por Andalucía (3.094), Comunidad Valenciana (2.276) y Comunidad de Madrid (1.992).
La fase de convenio —donde el deudor y sus acreedores pactan una solución— aumentó un 44,1 % interanual (49 casos), mientras que la fase de liquidación —que implica cierre o venta de activos— se redujo un 14,8 % (761 casos).
¿Tres señales de alarma simultáneas?
El origen del repunte: El sobreendeudamiento de personas físicas gana protagonismo.
La exclusión de autónomos y sociedades de ese ascenso: Las empresas no son las que están protagonizando el despegue de los procedimientos concursales.
La fisura territorial y social: Las comunidades con mayor población y actividad económica concentran los casos, lo que sugiere un vínculo entre dinamismo económico, endeudamiento doméstico y vulnerabilidad.
¿Por qué se disparan los concursos de particulares?
Endeudamiento familiar y pérdida de poder adquisitivo
Las familias españolas afrontan múltiples tensiones: inflación persistente, subidas de costes (hipoteca, alquiler, energía), mayor temporalidad laboral o ingresos estancados.
Al aumentar los pagos fijos, las líneas de liquidez se estrechan.
Cuando una casa, un autónomo o una microempresa atraviesa un bache, la opción de declararse insolvente responde más a una defensa que a una estrategia. artículos recientes muestran cómo el sobreendeudamiento y la acumulación de pagos impagados están entre los principales detonantes.
Fin de moratorias, ajustes en crédito y condiciones más duras
Tras la pandemia, el aplazamiento de moratorias, medidas extraordinarias de apoyo y facilidades para refinanciar se han ido retirando o endureciendo.
El impacto, aunque diferido, empieza a aparecer en forma de insolvencias personales.
Además, los tipos de interés más altos afectan a hipotecas, préstamos de consumo o crédito rápido, reduciendo márgenes de maniobra.
Los procedimientos concursales se abren a particulares, concursos de particulares se disparan
La reforma de la Ley de Segunda Oportunidad ha flexibilizado la entrada de particulares en los procedimientos, lo que se refleja en un mayor uso de este mecanismo.
Aunque la norma aún presenta trabas, el acceso está permitido y numerosos deudores encuentran en él una salida legal a un endeudamiento insostenible.
Diferencia entre los sectores productivos y el doméstico
Conforme las empresas grandes o medianas esquivan los concursos o recurren a reestructuración, la presión se traslada hacia hogares o microempresas.
El hecho de que los concursos de sociedades disminuyan y los de particulares suban indica que la crisis se está moviendo hacia “lo invisible”: el endeudamiento personal y doméstico, más difícil de cuantificar y prevenir.
Impacto económico más amplio: un aviso para todos, los concursos de particulares se disparan
Sobre el tejido emprendedor y profesional
Cuando los hogares están endeudados, la capacidad de emprendimiento se reduce.
Un consumidor asfixiado no es cliente; un profesional con pagos atrasados no asume riesgos.
La economía de pequeños negocios, micropyme o freelance puede resentirse indirectamente.
Para el mercado laboral y de consumo
El sobreendeudamiento y las insolvencias reducen consumo, generan menor demanda interna y pueden ralentizar la recuperación del empleo.
Las familias que pasan por un concurso de acreedores ven su crédito limitado, su acceso al alquiler o la compra de vivienda restringido, lo que afecta al consumo y la economía local.
Presión sobre los servicios jurídicos, judiciales y de reestructuración, los concursos de particulares se disparan
Un aumento en los concursos significa más carga para los juzgados de lo mercantil, más recursos necesarios para la gestión de procedimientos, más costos para la administración de justicia.
Esto añade un coste social invisible al número bruto.
Señal para la macroeconomía
Cuando los indicadores muestran un récord de insolvencias entre particulares, no se trata solo de casos aislados: puede implicar fragilidad estructural.
Una economía sustentada en crédito doméstico y consumo vulnerable está más expuesta a shocks. Este dato actúa como medidor de vulnerabilidad interna.
Qué entorno lo favorece: leyes, incentivos y distorsiones
Legislación concursal y la segunda oportunidad
La Ley Concursal (Ley 22/2003, modificada por sucesivas reformas) establece el marco para declarar insolvencia, convenio o liquidación.
Su adaptación para personas físicas (concursos sin masa) ha facilitado el acceso y ampliado los posibles deudores.
Cultura crediticia y endeudamiento en España
España ha pasado de una economía de grandes inversiones (vivienda, construcción) a una economía de servicios y endeudamiento familiar (consumo, hipoteca).
Esa transición deja a los hogares expuestos cuando los ingresos o condiciones cambian.
Costes regulatorios y de transición para microempresas y autónomos
Muchos profesionales o autónomos funcionan con márgenes ajustados, sin colchón para amortizar shocks.
Si al mismo tiempo los procedimientos para reestructurar o renegociar deuda no son ágiles, el fracaso está más cerca.
La brecha entre la recuperación macro y la fragilidad micro
Mientras la macroeconomía puede presentar crecimiento o mejora de indicadores agregados, en el plano micro las familias siguen lidiando con precariedad, ingresos bajos o empleo parcial.
Esa dualidad provoca que el “sube todo” no signifique que los hogares hayan recuperado su posición.
¿Cómo responder desde una visión liberal/empresarial?, los concursos de particulares se disparan
Fomentar la educación financiera y prevención
Es clave que ciudadanos y emprendedores tengan mayor formación sobre riesgos de endeudamiento, mecanismos de reestructuración y herramientas de planificación.
La prevención es más eficaz que la intervención ex-post.
Agilizar los mecanismos de reestructuración de deuda
Las reformas de la Ley de Segunda Oportunidad deben completarse con mayor accesibilidad, menos costes y mayor difusión para que aquellos con sobreendeudamiento puedan salir con dignidad sin arrastrar estigmas.
Reforma para facilitar el emprendimiento y la resiliencia familiar
Promover que el autoempleo o la pequeña empresa cuenten con seguros, líneas de crédito con condiciones adaptadas y respaldo ante crisis para evitar que un revés financiero arrastre a un hogar entero.
Incentivos a la formalidad y reducción de cargas fijas
Dado que muchos hogares también dependen del trabajo autónomo o del micronegocio, reducir cargas fijas en cuotas, trámites o impuestos puede liberar margen para amortiguar shocks y evitar que una caída de ingresos derive en ejemplo de insolvencia.
Moderación regulatoria y mayor previsibilidad
Un entorno con menor volatilidad regulatoria, menor carga administrativa y mayor previsibilidad permite que hogares y pequeños negocios planeen, inviertan y se adapten. La incertidumbre regula menos bien que la competencia.
Conclusión Los concursos de particulares se disparan un 19 % en España: Cuando no son empresas las que quiebran, es la clase media
El explosivo aumento de los concursos de acreedores entre particulares, con un alza de casi 19 % interanual en el segundo trimestre de 2025, no es una cifra más sobre el papel: es una alarma económica silenciosa.
Que no sea el tejido empresarial quien encabece la crisis, sino los hogares, nos dice que la fragilidad está en la base del edificio productivo.
Mientras los indicadores macro puedan lucir moderadamente saludables, la economía real padece una erosión por la que muchas familias quedan atrapadas en la deuda, la insolvencia o la “segunda oportunidad”.
Desde una perspectiva liberal, urge cambiar el foco: no basta con políticas de estímulo, subsidios o protecciones tardías.
Se necesita una economía con menos cargas fijas, más oportunidades de emprendimiento, mayor educación financiera y procedimientos más ágiles de depuración de deuda.
Cuando un país permite que sus ciudadanos lleguen al concurso porque el sistema no les dio margen, algo ha fallado en el diseño del entorno productivo.
En definitiva, estos datos deberían hacer reflexionar no sólo a los ciudadanos sobre su endeudamiento, sino a los reguladores, legisladores y responsables económicos: ¿Queremos una economía vulnerable que supende al primer golpe, o una en la que los hogares y microempresas sean resilientes, competentes y libres de cargas innecesarias?
Si la respuesta es la segunda, el cambio debe empezar ya, porque el sistema actual está dejando escapar el talento, la innovación y la dignidad del autoempleo bajo la sombra de una insolvencia doméstica que crece demasiado rápido.
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