La ofensiva digital de la facturación en España entra en su fase decisiva, la patronal CEIM ha encendido la alarma por los plazos del sistema VeriFactu —la obligación de que todas las facturas emitidas estén generadas mediante software certificado y trazable— y reclama plazos “más realistas” o un periodo transitorio exento de sanciones para pymes y autónomos.
Con fecha límite para sociedades el 1 de enero de 2026 y para autónomos el 1 de julio de 2026, miles de profesionales temen que el calendario no dé tiempo para adaptarse, lo que podría traducirse en cargas administrativas adicionales, inversión tecnológica imprevista y sanciones de hasta 50 000 euros por ejercicio.
En este artículo de MundoEmprende analizamos la medida, su contexto normativo, los riesgos reales para el tejido emprendedor y por qué hoy más que nunca la adaptación anticipada resulta clave.
Finalizamos con una reflexión crítica sobre el desequilibrio entre digitalización, cumplimiento y capacidad de los autónomos.
¿Qué es VeriFactu y por qué se alarga el debate? CEIM enciende la alarma por los plazos VeriFactu
VeriFactu es el sistema regulado por la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) que exige que todo software de facturación (TPV, ERP, programas, conectores e-commerce) cumpla con requisitos de integridad, trazabilidad, inalterabilidad y conservación.
Cada factura deberá generar un registro vinculado a un código QR, un hash encadenado y, si se opta por la modalidad activa, remisión a la administración tributaria.
El marco legal que lo sustenta es la Ley 11/2021 de medidas de prevención del fraude y el Real Decreto 1007/2023 que desarrolla los Sistemas Informáticos de Facturación (SIF).
Los plazos oficiales señalan que las sociedades deberán estar adaptadas a 1 de enero de 2026 y los autónomos a 1 de julio de 2026.
Durante 2025 el uso es voluntario, pero la patronal CEIM argumenta que ese margen es insuficiente para pymes y profesionales que operan con sistemas básicos o gestionan su facturación de forma manual.
Las sanciones por incumplimiento pueden alcanzar los 50 000 euros por ejercicio fiscal para usuarios o hasta 150 000 euros para proveedores de software.
Por eso, CEIM lanza un aviso: “Hay que ampliar los plazos o establecer un periodo sin sanciones, especialmente para autónomos y pymes que son quienes más dificultades encuentran en la adaptación”.
¿Por qué la patronal pide un aplazamiento o periodo sin sanciones?, CEIM enciende la alarma por los plazos VeriFactu
Las razones que motivan el alzar de la voz desde CEIM y otras organizaciones son múltiples:
- Carga técnica y de inversión: Muchas microempresas y autónomos aún emiten facturas en Word, Excel o sistemas básicos que no cumplen los requisitos de VeriFactu. Migrar a software homologado, capacitar al personal, configurar procesos nuevos implica costes de tiempo y dinero.
- Operativa diaria ya con múltiples reformas: Este colectivo ya debe adaptarse a nuevas normativas como la factura electrónica B2B, la digitalización, nuevos requisitos del SMI, etc. Añadir un nuevo sistema de facturación sin margen de maniobra genera sobrecarga.
- Riesgo de sanciones y competitividad: Con sanciones elevadas, la falta de adaptación puede implicar bloqueos operativos, pérdida de clientes o de deducibilidad fiscal. Para un autónomo pequeño, ese riesgo es muy alto.
- Desigualdad entre tamaños empresariales: Las grandes empresas ya tienen sistemas implementados, asesoría, recursos. El problema se concentra en quienes gestionan solos su facturación, cambian poco su software o no tienen departamento tecnológico.
En consecuencia, la petición de CEIM se centra en dar un periodo «franco» donde las sanciones no se apliquen mientras la adaptación se materializa, o al menos un aplazamiento del calendario.
Impacto en autónomos y microempresas: lo que está en juego
Para el colectivo emprendedor, autónomos y microempresas, la llegada de VeriFactu supone un impacto directo, con matices clave:
- Inversión tecnológica y costes operativos: Cambiar de software, contratar licencia, migrar historiales, formar al personal. Todo esto implica recursos que ya pueden estar escasos.
- Gestión de tesorería y plazos ajustados: Si el sistema no está listo cuando se exige, la empresa podría no emitir facturas válidas fiscalmente, lo que afecta al cobro, relaciones con clientes, proveedor o banca.
- Riesgo de exclusión de clientes / proveedores: Empresas que también se adaptan pueden exigir que sus proveedores utilicen sistemas compatibles. Un autónomo que no lo haga podría perder contratos.
- Carga administrativa adicional: El cambio procesal consume tiempo: ajustar procesos, revisar que el software sea homologado, auditoría interna, soporte técnico. Si no se simplifica la burocracia, el emprendedor ve esa carga como coste y freno.
- Ventana de oportunidad competitiva: En el lado positivo, quien se adapte pronto puede usar la transición como elemento de mejora operativa: factura digital, mejor control de tesorería, datos de negocio más accesibles. Esto puede constituir una ventaja.
- Periodo de transición y competitividad: Los emprendedores señalan que si el plazo es demasiado corto, muchos acabarán «en cumplimiento forzado» más que «en adaptación estratégica». Esto puede convertir la obligación en un lastre en lugar de una palanca.
Claves técnicas y normativas para entender VeriFactu y la alarma de CEIM sobre sus plazos
Entre los aspectos técnicos y legales que todo emprendedor debe conocer destacan:
- Software homologado: El sistema de facturación debe generar registros inalterables (hash), encadenar facturas, permitir auditoría, conservar por los años legales, y cumplir formato y requisito de código QR.
- Dos modalidades: – VeriFactu Sí: el software envía los registros a la AEAT en tiempo real o diferido; – VeriFactu No: el tercero (autónomo/empresa) los conserva internamente con las garantías de inalterabilidad y acceso de la AEAT.
- Plazos: Sociedades 1 enero 2026; autónomos 1 julio 2026; periodo voluntario en 2025. Desarrolladores de software debían certificar antes del 29 julio 2025.
- Sanciones: Hasta 50 000 € por ejercicio para usuarios no adaptados; hasta 150 000 € para desarrolladores de software no homologado. Además de sanciones fiscales generales por manipulación.
- Relación con factura electrónica B2B: Aunque ambas normativas persiguen digitalización, la factura electrónica regula formato/envío. VeriFactu regula el software y el registro interno/trazabilidad para todas las facturas.
- Marco regulatorio: Ley 11/2021 (fraude fiscal) + Real Decreto 1007/2023 (SIF) + normativa adicional aún en desarrollo.
Estas claves confirman que la nueva obligación no es solo un “software nuevo”, sino un cambio de paradigma en la forma de facturar, registrar, auditar y fiscalizar.
Por tanto, los emprendedores deben verlo como proceso estratégico, no solo técnico.
¿Qué pueden hacer los emprendedores para adelantarse? CEIM enciende la alarma por los plazos VeriFactu
Dada la urgencia que reclama la patronal, los autónomos y microempresas disponen de una serie de pasos proactivos:
- Auditoría de facturación actual: ¿Qué sistema uso hoy? ¿Está adaptado al Real Decreto 1007/2023? ¿Está certificado? ¿Mi proveedor lo ha comunicado?
- Presupuesto de adaptación: Incluir en 2025/2026 el coste de migración, formación, soporte técnico. Ver si se puede aprovechar subvenciones como el Kit Digital.
- Cambio gradual o voluntario ya: Dado que 2025 es fase voluntaria, empezar ya puede reducir riesgo, anticipar errores, preparar la plantilla, pulir procesos.
- Seleccionar software homologado: Verificar que el proveedor publica declaración responsable, evaluaciones, certificación y experiencia. También preferir soluciones que integran ERP, facturación, tesorería.
- Formación interna y procedimientos: El autónomo debe capacitarse o tener asesoría que conozca VeriFactu. No basta solo cumplir el software, hay que adaptar procesos, generación de facturas, control, archivo, auditoría interna.
- Comunicar con clientes y proveedores: Si ellos ya se preparan, tú debes alinear sistemas para no generar fricción comercial. Si tu proveedor exige facturación compatible, debes estar preparado.
- Documentar el proceso de adaptación: Archivo de decisiones, contrato con proveedor, evidencia de migración, para estar preparado ante control o inspección.
En resumen: la clave es anticiparse, no esperar al apremio del 2026.
Reflexión crítica: digitalización sí, pero ¿a qué coste para el tejido emprendedor?
La llegada de VeriFactu es un salto hacia la modernización de la facturación, la transparencia fiscal y la prevención del fraude.
Desde ese punto de vista, es lógica, necesaria y alineada con las tendencias europeas.
No obstante, el asunto adquiere matices cuando se analiza su impacto sobre los autónomos y microempresas.
Primero, el calendario genera una tensión: menos de un año para que la medida sea obligatoria para autónomos.
Para quienes aún facturan en sistemas analógicos o manuales, puede suponer una barrera financiera y operativa.
La petición de la patronal de un periodo sin sanciones o un aplazamiento refleja que el plazo no parece adaptado a la realidad de muchos emprendedores.
Segundo, la carga monetaria: invertir en software homologado, cambiar procedimientos, formar personal, corregir errores puede resultar caro para negocios de margen bajo.
Si la inversión no se compensa con mayor eficiencia u oportunidad, el cambio puede convertirse en coste más que en ventaja.
Tercero, riesgo de efectos colaterales: gasto en tecnología podría restar a inversión real en negocio, formación, contratación.
Si la digitalización se percibe solo como cumplimiento y no como mejora real, el emprendedor puede verse atrapado.
Cuarto, desigualdad de tamaño: mientras grandes empresas se adaptan con facilidad, microempresas pueden quedar en desventaja competitiva.
Si el sistema digital se convierte en una nueva barrera de entrada, se estaría pagando el precio de modernización más caro los que menos recursos tienen.
Finalmente, existe un riesgo de que la digitalización se imponga sin acompañamiento: sin subvenciones suficientes, sin asesoramiento, sin reducción de burocracia complementaria.
Si el cambio no va acompañado de simplificación, el emprendedor puede sentir que “facturar” se vuelve más complejo en lugar de más ágil.
Desde MundoEmprende, la conclusión es que la digitalización es ineludible, pero su implantación debe calibrarse para no hipotecar el emprendimiento.
Los plazos, los costes, el apoyo técnico y la proporcionalidad son elementos clave para que VeriFactu no se convierta en un obstáculo más.
Conclusión 140.000 autónomos en guardia: la patronal CEIM alarma por los plazos de VeriFactu y exige margen sin sanciones
El reloj marca cuenta atrás para la entrada en vigor de VeriFactu, y la voz de los autónomos, micronegocios y patrimonios individuales ya clama por más tiempo, más apoyo, menos sanciones inmediatas.
Que la patronal CEIM exija prioridad a los plazos no es un capricho, sino un reflejo de la pequeña empresa que aún gestiona su facturación con herramientas básicas, horario sin planta de desarrollo interno y recursos limitados.
La digitalización fiscal es deseable y necesaria, pero no puede imponerse como carga unilateral.
Los beneficios de factura digital, trazabilidad y menor fraude son evidentes; pero para que quien factura 50.000 €, 80.000 € o 120.000 € al año lo vea como oportunidad, la transición debe construirse con realismo.
Si no, el riesgo es que el sistema penalice a quienes debe ayudar: los autónomos que crean empleo, representan valor añadido y cimentan el tejido productivo local.
El escenario óptimo: aplazar plazos si hace falta, aplicar un periodo transitorio sin sanciones pero con incentivos, facilitar la adopción mediante subvenciones o módulos progresivos, simplificar la burocracia paralela.
Si la administración y el tejido emprendedor pueden actuar en alianza, VeriFactu dejará de ser un “obstáculo” y se convertirá en “activo”.
Pero si la medida se aplica con prisa, sin margen ni apoyo, podría convertirse en un freno silencioso para el emprendimiento.
Hoy más que nunca, los autónomos deben prepararse, invertir en digitalización, entender que la factura del futuro no es solo un documento, sino una clave competitiva.
Si lo hacen, serán los vencedores; si esperan, podrían encontrarse cara a cara con las sanciones, la obsolescencia y la limitación de crecimiento.














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