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23.000 CV para 8 vacantes: la paradoja española del mercado laboral que quiebra expectativas

La frase lo resume bien: en pleno rebrote de demanda de empleo, la paradoja española del mercado laboral, empresas españolas se enfrentan no a la falta de candidatos, sino a la imposibilidad de hallar perfiles que “encajen”.

Así lo refleja un titular reciente que recoge el testimonio de responsables de contratación del sector tecnológico: miles de currículos recibidos —más de 23.000 para apenas ocho vacantes—, pero una queja unánime: la calidad no da la talla.

Este fenómeno es más que anecdótico, es un síntoma estructural de un mercado laboral disfuncional, donde la oferta y la demanda no se alinean, donde las competencias no conectan con los puestos y donde las empresas no consiguen cubrir empleo a pesar de un alto desempleo estructural.

En este artículo de mundoemprende examinamos este “desencaje”, sus causas, sus efectos y lo que ello supone para emprendedores, pymes y profesionales.

 

El fenómeno: altos volúmenes de solicitantes, pocos puestos, ninguna solución, la paradoja mercado laboral

Según un reportaje reciente, hay vacantes que reciben más de mil candidaturas, pero las empresas siguen sin encontrar “al candidato adecuado”.

En un caso extremo se mostró que 23.000 currículos fueron enviados para solo ocho puestos en un proceso que abarcaba sectores tecnológicos.

Ello revela que no se trata de falta de mano de obra, sino de falta de adecuación entre perfiles y demandas reales.

Al mismo tiempo, otras fuentes señalan que la tasa de vacantes en España era del 0,8 % del total de puestos ocupados + vacantes en el segundo trimestre de 2025, lo cual sugiere que la rigidez del encaje (y no únicamente la cantidad) es el problema.

Los informes del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) confirman que la brecha entre oferta y demanda incluye un componente de competencias: la “desajuste” entre lo que se exige y lo que se ofrece por parte del trabajador.

La lógica de la curva de Beveridge —relación entre vacantes y desempleo— se desplaza en España: hay muchas vacantes que no se cubren y mucho desempleo al mismo tiempo, lo que caracteriza un mercado ineficiente en el emparejamiento.

 

¿Por qué ocurre este desencaje? Causas estructurales de la paradoja mercado laboral

Falta de competencias alineadas con la demanda real

Muchas empresas claman por “habilidades blandas + técnicas” que los solicitantes no evidencian.

Según otro estudio, el 64 % de las empresas en España dicen que no encuentran talento humano adecuado.

La transformación digital, la automatización, el auge de nuevas tecnologías requieren perfiles que combinen programación, analítica de datos, gestión de proyectos y comunicación.

Pero el sistema educativo y de formación no produce suficientes graduados con ese stack de competencias.

 

Empleo fragmentado, temporalidad y juventud sin experiencia contrastada

Un joven que acumula varias pequeñas experiencias temporales no siempre tiene trayectoria sólida para un puesto que exige estabilidad, responsabilidad y resultados.

Las empresas prefieren candidatos “con experiencia”, generando un círculo vicioso: no tienen experiencia porque no son contratados, y no son contratados porque no tienen experiencia.

 

Rigideces en contratación, expectativas salariales y cultura empresarial, paradoja mercado laboral

Hay un desencuentro también en lo que el mercado espera y lo que el candidato ofrece.

Algunos trabajadores exigen condiciones que las pymes no pueden dar; algunas empresas fijan requisitos de “seniority elevado” para puestos que deberían aceptar perfiles junior.

Ese sobrequisito agrava el problema.

 

Movilidad, localización y escasez territorial de talento

En zonas menos urbanizadas o industriales el talento especializado es escaso.

Las vacantes pueden quedarse sin cubrir porque los especialistas están en grandes ciudades o se movilizan poco.

 

Velocidad del cambio tecnológico versus formación lenta

Mientras que la digitalización exige nuevas competencias cada pocos años, los sistemas formativos, las universidades o la FP no siempre adaptan sus programas con la agilidad requerida.

El desajuste es mayor en profesiones emergentes.

 

Consecuencias para emprendedores, empresas y profesionales de la paradoja mercado laboral

Para el emprendedor y la pyme

Un negocio emergente o de tamaño medio que necesita cubrir ocho vacantes y recibe 23.000 CV puede ver cómo el proceso de selección se vuelve interminable y costoso.

Cada vacante no cubierta significa pérdida de productividad, sobrecarga de personal existente y retraso en proyectos clave.

Además, muchas pymes no tienen departamentos de selección potentes o apoyo técnico de RRHH; el “drama” de las 23.000 candidaturas les puede llevar a renunciar a procesos de crecimiento.

 

Para el profesional y los candidatos

La frustración del candidato que envía centenares de CV y recibe cero respuesta o “ghosting” es real.

El problema no es “no tener empleo”, sino “no encajar en ningunas de las decenas de vacantes ofrecidas”. Esto genera desánimo, “trabajo encadenado” precario o abandono del mercado.

La sobreeducación también es un riesgo: graduados universitarios ocupando trabajos de baja cualificación, por desalineamiento entre su formación y la demanda real.

 

Para el mercado laboral y la macroeconomía

Cuando las vacantes no se cubren, el crecimiento económico se frena por falta de personal clave, los proyectos tardan, la competitividad se erosiona.

A largo plazo, un mercado laboral con tensiones de encaje y cualificación limitada reduce el potencial de productividad del país.

La movilidad internacional del talento y la competencia global agravan el problema: si España no produce perfiles adecuados, los empleos se van, las inversiones también.

 

¿Qué se puede hacer para corregir el encaje? la paradoja mercado laboral

Desde una perspectiva liberal y de fomento de la iniciativa privada, proponemos algunas líneas de actuación:

 

Reformar la formación desde el mercado

Adaptar la FP, las universidades y la formación continua para que reflejen las competencias demandadas: analítica de datos, IA, robótica, logística, oficios especializados, management de tecnología. Incluir “microcredenciales”, experiencia dual empresa-escuela, formación modular rápida.

 

Incentivar la movilidad y flexibilidad empresarial

Reducir barreras para que las empresas puedan contratar con mayor flexibilidad, formen internamente y acepten perfiles junior con trayectorias propias de desarrollo.

Menos sobrerequisitos, más formación en puesto de trabajo.

 

Potenciar el talento oculto y no convencional

Los candidatos “ideales” no sólo están en los CVs estandarizados. Promover diversidad de trayectorias, formación no lineal, reciclaje profesional.

Las pymes deben abrirse a perfiles de potencial, no sólo de currículum perfecto.

 

Alinear expectativas salariales con realidad de empresa

El salario es instrumento de demanda, pero no todas las empresas pueden pagar lo mismo.

Transparencia sobre condiciones, niveles de entrada, progresión.

Evitar que la falta de ajustamiento salarial impida relleno de vacantes.

 

Mejor intermediación laboral e inteligencia artificial en selección

Las empresas deben apoyarse en tecnología, algoritmos de ajuste, data-driven HR para procesar miles de candidaturas y elevar el ratio de encaje. Mejorar los procesos de selección reduce costes y tiempo.

 

Conclusión 23.000 CV para 8 vacantes: la paradoja española del mercado laboral que quiebra expectativas

El dato —23.000 CV para 8 vacantes— no es solo escandaloso por la disparidad cuantitativa: es dramático porque revela que el mercado laboral español tiene un problema grave de empaquetado de talento, de adaptación y de expectativas.

Que existan tantas candidaturas para tan pocas vacantes y que, aun así, las empresas no encuentren al candidato adecuado es un síntoma de que estamos ante una insuficiencia estructural, no simplemente un ciclo temporal.

Desde la visión de una economía libre, emprendedora y competitiva, la clave es clara: no basta con tener “personas disponibles”, sino tener personas preparadas, adaptables y dispuestas a lo que el mercado exige.

Cuando las políticas públicas, los sistemas educativos y las empresas no se sincronizan, el resultado no es desempleo, es desencaje.

El emprendedor que no puede cubrir puestos se ve limitado; el trabajador que no encaja en ninguna oferta se frustra.

Y la economía en su conjunto pierde eficiencia y oportunidad.

Si España quiere realmente un mercado laboral dinámico, innovador y de alto valor añadido, debe dejar de confrontar currículos con puestos vacíos y empezar a conectar formación, talento y demanda real con mayor agilidad.

Mientras tanto, la economía sigue lanzando vacantes que no se cubren y candidatos que no son contratados.

Ese gap es un coste invisible pero real: en productividad, en crecimiento, en motivación humana.

Y cuanto más tiempo dure, más lejos estaremos del mercado de trabajo que necesitamos.

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