Díaz rompe la mesa de negociación con el SMI como protagonista y la amenaza de la patronal de llevarlo a los tribunales.
En un giro inesperado e ilustrativo del estado actual del diálogo social en España, la CEOE ha decidido abandonar la mesa de negociación abierta para la reforma de la indemnización por despido y, en paralelo, amenaza con llevar al Tribunal Constitucional el borrador del real decreto del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) impulsado por el Ministerio de Trabajo y Economía Social bajo la dirección de la ministra Yolanda Díaz.
La patronal alega “deslealtad” del Ejecutivo, exceso de regulación vía decreto y falta de consulta real, lo que —según sus responsables— mina la credibilidad del diálogo social.
Este choque marca un nuevo punto de inflexión: ¿es posible una reforma del mercado laboral por la vía reglamentaria sin consenso? ¿Hasta qué punto un real decreto puede modificar por debajo del paraguas legal normas que afectan al contrato de trabajo y los complementos salariales?
Este artículo explora a fondo las causas de la ruptura, el contenido del conflicto, sus efectos para las empresas y los trabajadores, y plantea qué está en juego para el emprendimiento, la pyme y el futuro laboral de España.
El conflicto: del SMI al despido, Díaz rompe la mesa
El detonante: el real decreto del SMI y la absorción de complementos, Díaz rompe la mesa
El foco inmediato de la crisis ha sido el borrador del real decreto que revisará el SMI y sus reglas de absorción y compensación de pluses salariales.
Bajo el liderazgo de Yolanda Díaz, el Ministerio de Trabajo pretende que las subidas del SMI no puedan ser “neutralizadas” por las empresas mediante recortes de complementos o pluses —práctica habitual en ciertos convenios colectivos—.
La patronal considera que el borrador sobrepasa sus competencias, invade el ámbito del Estatuto de los Trabajadores y altera el equilibrio pactado en convenios.
La CEOE advierte que acudirán a los tribunales si se mantiene la transposición en los términos del borrador.
La mesa del despido: otra herida abierta
En paralelo, el Gobierno abrió una mesa de negociación para reformar la indemnización por despido improcedente, con el fin declarado de adaptar la normativa a la Consejo de Europa y a la Carta Social Europea.
Pero la patronal la abandona, alegando que la reforma ya quedó excluida de los pactos de 2021 y que ésta se plantea partiendo de “premisas equivocadas”.
La sensación es de que, el Estado recurre al reglamento, al decreto y no al pacto, lo que desbroza el terreno común de normas.
¿Por qué actúa la patronal ahora?, Díaz rompe la mesa
Para la CEOE, la suma de medidas —subida del SMI, restricciones a la absorción de pluses, posible endurecimiento del despido— representa un paquete que incrementa costes, reduce flexibilidad y perjudica la capacidad de las empresas para responder a mercados globales y a la competencia.
El abandono de la mesa es la señal de que el diálogo social como instrumento está llegando a su límite.
Puntos clave del enfrentamiento
La patronal defiende que los cambios de fondo deben tramitarse por ley (y no por decreto).
El Gobierno insiste en que el real decreto es suficiente y se apoya en directivas europeas pendientes de transposición (como la relativa al salario mínimo).
Las empresas critican que la política laboral se está desarrollando “por real decreto” sin análisis de impacto suficiente.
Los sindicatos impulsan las reformas y respaldan las propuestas de Díaz, considerando que la patronal busca dilatar los cambios.
Contexto estructural: desempleo, productividad y flexibilidad, Díaz rompe la mesa
El mercado laboral español en tensión
España sigue arrastrando una productividad relativamente baja frente a la media europea, elevada dualidad laboral, alta temporalidad y un marco de costes fijos y reglamentos crecientes para las empresas.
Esa situación reduce el margen de maniobra de los emprendedores y pymes.
El SMI como variable estructural
Desde 2019 el SMI ha subido de forma continuada y el Gobierno lo ha situado como una palanca clave de política social.
Pero los análisis señalan que un SMI elevado, sin reformas de flexibilidad y productividad, puede generar efectos adversos de empleo sobre todo en colectivos vulnerables (jóvenes, autónomos, microempresas).
Los ajustes normativos que lo acompañan —como limitaciones a la absorción de pluses— incrementan el coste laboral relativo.
El despido como barrera a la competitividad, Díaz rompe la mesa
La regulación del despido es una de las patas más debatidas.
El endurecimiento de las indemnizaciones o de las condiciones de extinción puede generar efectos de rigidez: las empresas son más reticentes a contratar o ampliar plantilla si el coste futuro de despido se incrementa.
A la vez, el incumplimiento de la Carta Social Europea en materia de indemnizaciones puede obligar a reforma, lo que genera tensión entre exigencia legal y practicidad empresarial.
Qué está en juego para emprendedores y pymes
Costes laborales y capacidad de escalar, Díaz rompe la mesa
Una empresa emergente o una microempresa que debe absorber subidas de SMI o restricciones a complementos ve cómo su estructura de costes fijos crece.
Esa mayor base fija reduce el margen dedicado a innovación, contratación o inversión.
Si se añade una reforma del despido más gravosa, el riesgo asumido al contratar se amplía.
Flexibilidad de contratación y tamaño de la empresa
El tejido empresarial español es mayoritariamente de pymes y microempresas, que necesitan capacidad de adaptación.
Cuanto más rígido el marco laboral y más elevado el coste fijo, menor será la voluntad de crecer, de contratar o de asumir riesgos.
Empleo, formación y ajuste de expectativas
El cambio normativo ha de equilibrar la protección del trabajador y la viabilidad de la empresa.
Si las expectativas salariales suben rápidamente sin que la productividad aumente, los jóvenes, los nuevos emprendedores o los empleos de entrada podrían quedar desplazados.
Competitividad internacional
En un entorno globalizado, las empresas españolas compiten con firmas de otros países con costes laborales menores o con mayor flexibilidad.
Si el coste automático del SMI o de despido sube sin mejoras de productividad, la competitividad se resiente.
Factores de riesgo y barreras para que el diálogo social sobreviva, Díaz rompe la mesa
Uso del decreto frente a la ley
La patronal critica que muchas medidas se plantean por decreto en vez de por ley, lo que reduce el margen de negociación, de diálogo y de consenso.
Estrictamente, el decreto puede estar dentro del marco legal, pero el uso repetido como vía para cambios estructurales genera inseguridad.
Credibilidad del diálogo social
Cuando una de las partes abandona la mesa —la CEOE en este caso—, el instrumento de negociación se debilita.
El diálogo social pierde fuerza si los actores no creen que sus aportaciones serán tenidas en cuenta.
Complejidad normativa creciente
La acumulación de reformas (SMI, despido, jornada, autónomos, cuotas…) sobre el marco laboral genera complejidad, lo que reduce la flexibilidad de las empresas y aumenta el peso del cumplimiento sobre quienes menos capacidad tienen para absorberlo (microempresas).
Brecha entre intención y realidad productiva
Subir salarios, endurecer despido, blindar complementos: todo ello tiene sentido social, pero sin reformas de productividad, educación, innovación y estructura productiva, el riesgo es que se cancele empleo o se limite la creación de nuevas empresas.
¿Qué podría funcionar desde una perspectiva liberal-emprendedora?
Rebajar costes fijos e incrementar variabilidad del empleo
Dar mayor flexibilidad para que las empresas puedan crecer gradualmente, contratar sin asumir riesgos excesivos y adaptar plantilla a ciclos.
Vincular salario mínimo a productividad o contexto regional
En lugar de una subida indiscriminada, se podría modular el SMI según tamaño de empresa, sector o renta regional para no penalizar a quienes tienen menores márgenes.
Simplificar la normativa del despido
Más claridad, menor coste administrativo, mayor predictibilidad para que contratar sea menos riesgoso y más apetecible para pymes.
Fomentar formación, movilidad y talento
La mejor manera de absorber subidas del SMI y cambios laborales es con mayor productividad por trabajador. Invertir en formación, fomentar la movilidad laboral y reducir la precariedad estructural.
Preservar la negociación colectiva real
Que los convenios sectoriales tengan margen para adaptarse a realidades locales, y que los cambios normativos atiendan a la capacidad del tejido empresarial.
Conclusión La patronal se levanta: Díaz rompe la mesa, pone el decreto del SMI como detonante y el diálogo social se desgarra
La ruptura de la mesa del despido y la amenaza de impugnación del real decreto del SMI por parte de la patronal no es un episodio aislado: es el síntoma de una crisis en el modelo de diálogo social, de la tensión entre políticas laborales expansivas y la viabilidad empresarial en un entorno condicionado por costes crecientes, globalización y baja productividad.
Desde la perspectiva del emprendimiento, de la iniciativa privada y del crecimiento, se plantea una contradicción: por un lado, se busca mayor protección laboral, subir salarios y reducir precariedad; por otro, esas medidas incrementan el coste de emprender, de contratar, de expandirse.
Si el tejido empresarial se asfixia, la protección laboral que se busca será más difícil de sostener.
El equilibrio no está en elegir entre trabajador o empresa; está en construir un marco laboral que permita empleo digno, empresa rentable y economía competitiva.
Las reformas por decreto sin consenso pueden quizá acelerar cambios, pero sin base productiva y sin pacto social sólido, arrancan con debilidad.
Para que España avance, el diálogo social debe recuperarse, la legislación moderarse y las políticas laborales ir acompañadas de crecimiento, digitalización y capital humano.
Si no, correremos el riesgo de que la mesa rota sea la del futuro empleo que se deja de crear.













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