Una de las grandes promesas de la reforma laboral impulsada por el Gobierno fue reducir la temporalidad, reforzar los contratos indefinidos y poner barreras al abuso de la contratación temporal, pero los despidos en periodo de prueba se disparan.
Pero los datos emergentes muestran un efecto contrario en uno de sus vértices más sensibles: los despidos de trabajadores con contrato indefinido que no superan el periodo de prueba se han multiplicado por cuatro en apenas unos años.
Esta tendencia abre serias dudas sobre la verdadera estabilidad laboral que la reforma pretende consolidar.
¿Estamos ante un uso encubierto de la prueba como sustituto de contratos temporales? ¿Se ha creado una “trampa legal” para facilitar la rotación sin indemnización?
El análisis que sigue explora en profundidad estos hechos: analiza las cifras, compara con periodos anteriores, recoge voces críticas y defensores, sitúa este fenómeno en su contexto normativo y propone reflexiones sobre cómo remediar lo que puede convertirse en una grieta estructural del nuevo marco laboral.
Los números alarmantes: del 77.454 al 350.459, los despidos en periodo de prueba se disparan
El salto es brutal. En el primer semestre de 2019, antes de la pandemia y con otro modelo laboral, se contabilizaron 77.454 despidos de trabajadores con contrato indefinido por no superar el periodo de prueba.
En ese mismo intervalo de 2025, esa cifra se ha disparado a 350.459 casos.
En otras palabras: los despidos en ese escenario aumentaron un 352 %.
Para situarlo en su dimensión real: muchas compañías están firmando contratos indefinidos sabiendo que en buena parte no llegarán a pasar la prueba legal.
Esa estrategia permite extinguir la relación laboral sin necesidad de justificar el despido ni abonar indemnización. En la práctica, lo que parecía un contrato de estabilidad puede convertirse en mera ilusión.
El fenómeno no es marginal: representa un aumento sistemático y transversal que afecta especialmente a los trabajadores recién incorporados o en sectores con menor poder negociador.
El periodo de prueba, que debía servir de periodo inicial de adaptación y evaluación, está siendo utilizado como mecanismo de salida sin coste legal para muchas empresas.
Causas posibles: Los despidos en periodo de prueba se disparan ¿por qué este auge en los despidos en prueba?
a) Limitaciones a la contratación temporal
La reforma laboral eliminó o restringió fuertemente figuras de contratos temporales (obra, servicio, etc.), obligando a que más trabajadores deban emplearse mediante contrato indefinido.
Pero para no perder la “flexibilidad” deseada, algunas empresas están trasladando esa flexibilidad al periodo de prueba: contratan indefinido pero usan la etapa de prueba como filtro brusco.
Este fenómeno se empieza a señalar como “el temporal encubierto”.
b) Ausencia de justificación legal en la prueba
Durante el periodo de prueba, las partes pueden rescindir la relación sin alegar motivo ni indemnización, dentro de los plazos legales pactados.
Eso crea un espacio donde el coste de terminar el contrato es prácticamente cero.
Si ese mecanismo se usa sistemáticamente, equivale a un despido encubierto.
c) Presión de costes laborales
Las empresas enfrentan costes crecientes (salarios mínimos, cargas sociales, energía, inflación).
Ante la incertidumbre, prefieren “probar” a un trabajador durante unos meses sin comprometerse definitivamente.
Si su desempeño o adaptación no es inmediata, optan por extinguir el contrato sin asumir costes mayores.
d) Debilidad de la inspección y control
Si la inspección laboral no sanciona este uso abusivo del periodo de prueba, el incentivo para evitarlo se diluye.
Asociaciones y expertos ya denuncian que el periodo de prueba carece de regulación más estricta que evite el abuso.
e) Sectoriales con menor poder de negociación
Los trabajadores en sectores como hostelería, comercio, servicios de baja cualificación o en zonas de alta competencia territorial son los más afectados.
Muchos no tienen posibilidad real de imponer negociación colectiva o supervisión sindical, lo que los hace vulnerables a este uso del periodo de prueba.
El marco normativo: límites legales y riesgo de abuso
El Estatuto de los Trabajadores y la jurisprudencia establecen límites al periodo de prueba:
- Para técnicos titulados, el periodo de prueba no puede exceder seis meses.
- Para otros trabajadores, el límite es de dos meses, salvo que los convenios sectoriales acuerden plazos más amplios.
- En empresas de menos de 25 trabajadores, el periodo de prueba puede prorrogarse hasta tres meses para los no titulados.
- En contratos temporales de duración inferior a seis meses, la prueba no puede superar un mes.
Estos límites legales buscan garantizar que la prueba no se convierta en mecanismo indefinido de rotación.
Pero los datos muestran que muchas empresas están aprovechando esos márgenes al máximo, y en algunos casos desacoplándose del espíritu de la norma.
El uso abusivo del periodo de prueba, es decir despidos sistemáticos en ese lapso sin razón objetiva, podría considerarse una forma de fraude laboral.
Asociaciones como ADADE ya han advertido que los despidos en prueba podrían interpretarse como contratos “temporales encubiertos”.
Además, no existe regulación especial que imponga sanciones explícitas para quien abuse del periodo de prueba.
Algunos sindicatos piden multas administrativas más altas o la obligación de justificar el despido hasta cierto punto incluso en ese lapso, para evitar que la “prueba” sea un balcón al despido sin costes.
Efectos sobre los trabajadores: inestabilidad, precariedad y desconfianza, los despidos en periodo de prueba se disparan
Incertidumbre laboral
Quienes aceptan un contrato indefinido ven cómo su continuidad depende en buena medida de meses iniciales de prueba, lo que convierte la “seguridad” en una ilusión.
Muchos trabajadores viven en tensión constante durante ese periodo, sin planificar a futuro.
Frustración y desgaste personal
Este tipo de despido no suele conllevar indemnización ni responsabilidad empresarial.
Para el trabajador, significa pérdida abrupta sin protección, desgaste emocional y pérdida de oportunidades.
Erosión de la confianza en las reformas
La reforma prometía más estabilidad; pero si los contratos indefinidos se rompen masivamente en prueba, la percepción será que no hay reforma real, sino maquillaje legal de flexibilidad laboral.
Mayor rotación de personal y pérdida de talento
Las empresas pueden aprovechar esos despidos para cambiar plantillas, ajustar perfiles, descartar trabajadores de menor rendimiento inicial.
Esto puede debilitar cohesión, experiencia acumulada y fidelidad laboral.
Contraste con otras medidas y discursos oficiales
El Gobierno y el Ministerio de Trabajo han defendido que la reforma es necesaria para reducir la temporalidad y fortalecer el empleo indefinido.
Se han exhibido cifras de récord de contratos indefinidos y de caída de temporalidad estructural.
Sin embargo, los datos del periodo de prueba rasgan ese relato: si muchos contratos indefinidos no pasan de la prueba, la “plastificación” de la estabilidad se convierte en un espejismo.
Medios especializados han alertado que la tasa de despidos en prueba se convirtió en una “cara oculta” de la reforma.
En declaraciones recogidas en prensa, desde la patronal se afirman que la “flexibilidad necesaria” para evaluar a un trabajador es legítima, pero reconocen que se están acelerando esos procedimientos de prueba en exceso.
Algunos proponen limitaciones adicionales, exigiendo justificación mínima o establecer coste de salida incluso en los despidos en prueba.
Por su parte, sindicatos han denunciado que muchas provincias ya muestran escaladas sostenidas de despidos en prueba, y reclama que la Inspección de Trabajo actúe con severidad contra este uso abusivo.
En algunas autonomías, decenas de miles de contratos han sido terminados en prueba.
Propuestas de reforma para contener el abuso del período de prueba
Para mitigar este fenómeno, algunas reformas podrían ser:
Limitación del uso interminente del periodo de prueba
Imponer límites al número de veces que una empresa puede usar esa figura para el mismo puesto, o exigir que no supere un porcentaje de nuevas contrataciones.
Obligación de motivación parcial antes de finalización de prueba
En despidos durante la prueba, exigir una mínima justificación o informe de desempeño, de modo que no sea arbitrario.
Coste de salida incluso en prueba
Establecer indemnización simbólica cuando la empresa termine el contrato en prueba sin motivo justificado, para que no sea un instrumento de abuso.
Sanciones administrativas para uso fraudulento
Aumentar las multas que la autoridad laboral puede imponer a empresas que evidencien utilización abusiva del periodo de prueba como despido encubierto.
Monitoreo e intervención de Inspección
Dotar a la Inspección de trabajo de más recursos para auditar despidos en prueba, verificar estadísticas, sancionar irregularidades y disuadir abusos.
Mayor participación sindical o control externo
En contratos con fuerza laboral significativa, exigir que el convenio colectivo o delegados conozcan y supervisen altas con periodo de prueba prolongado.
Claridad normativa y límites estrictos
La reforma debe precisar más claramente las condiciones, plazos y usos del periodo de prueba para reducir ambigüedades que puedan ser explotadas.
Conclusión Reforma laboral en jaque: los despidos en periodo de prueba se disparan y erosionan la estabilidad prometida
La multiplicación por cuatro de los despidos de contratos indefinidos en el periodo de prueba no es un fallo técnico menor: es una señal de alerta sobre una deformación grave del modelo laboral que pretende estabilizar el empleo.
Si los contratos indefinidos se extinguen sistemáticamente bajo la apariencia del periodo de prueba, ¿cuál es la diferencia real con los contratos temporales que se querían eliminar?
Una reforma laboral sólida no puede permitir que el mecanismo de prueba se convierta en un caballo de Troya del despido barato.
Si no se corrige este uso abusivo, la confianza ciudadana en el modelo se erosionará, los trabajadores percibirán que el “indefinido” tiene fecha de caducidad, y el ciclo precario continuará disfrazado de legalidad.
España necesita un mercado laboral donde la estabilidad no sea una ilusión técnica, sino una realidad práctica.
Para lograrlo, el periodo de prueba debe ser revisado, regulado con criterios claros y sancionado si se convierte en un mecanismo sistemático de rotación sin responsabilidad.
De lo contrario, la reforma que prometía más seguridad para el trabajador podría terminar reduciendo su dignidad laboral a un contrato provisional maquillado.
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