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El lastre fiscal empresarial: España grava cinco puntos más que la media europea a las empresas

El lastre fiscal empresarial en España se consolida. España es uno de los países europeos con mayor presión fiscal sobre los beneficios empresariales, situándose cinco puntos por encima de la media de la Unión Europea, según los últimos informes económicos.

Esta carga, que incluye impuestos directos e indirectos sobre las ganancias corporativas, pone a las empresas españolas en una situación de desventaja competitiva frente a sus homólogas europeas.

El debate sobre si estas políticas fiscales favorecen la justicia social o estrangulan el tejido empresarial está más vivo que nunca, en un contexto de incertidumbre económica global.

 

España lidera la presión fiscal sobre empresas en Europa, el lastre fiscal empresarial

De acuerdo con el informe publicado por Eurostat y otras fuentes internacionales, el impuesto sobre los beneficios empresariales en España asciende al 23,3% del PIB, superando significativamente la media europea, que se sitúa en torno al 18%.

Esta diferencia coloca a España como uno de los países con mayor presión fiscal corporativa, junto con Italia y Francia.

Los impuestos a las empresas en España no solo incluyen el Impuesto de Sociedades, que tiene un tipo nominal del 25% (o del 15% para nuevas empresas), sino también tasas específicas como las aportaciones a la Seguridad Social, que son superiores a las de muchos otros países europeos.

Este panorama fiscal impacta particularmente en las pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan más del 90% del tejido empresarial español y que, a menudo, carecen de los recursos para optimizar su tributación como lo hacen las grandes multinacionales.

 

Contexto europeo: ¿dónde se sitúa España?

En comparación con otros países de la UE, España destaca por su elevada carga fiscal a las empresas.

Mientras que en Irlanda el tipo impositivo es del 12,5%, uno de los más bajos de Europa y diseñado para atraer inversión extranjera, otros países como Alemania y Países Bajos mantienen tipos impositivos más equilibrados que fomentan la competitividad sin desincentivar la contribución fiscal.

En Europa del Este, países como Hungría y Bulgaria han implementado políticas fiscales más flexibles, con tipos impositivos del 9% y el 10% respectivamente.

Estas estrategias han contribuido a atraer inversiones extranjeras y a fortalecer su tejido industrial.

En este sentido, España podría estar perdiendo una oportunidad de competir en igualdad de condiciones con estos países al mantener su carga fiscal elevada.

 

Impacto en el tejido empresarial del lastre fiscal empresarial

Grandes empresas

Las grandes corporaciones cuentan con departamentos especializados que les permiten optimizar su carga fiscal a través de estrategias como la planificación fiscal internacional.

Sin embargo, estas empresas también enfrentan un entorno más restrictivo en España, donde los impuestos adicionales, como los gravámenes temporales sobre beneficios extraordinarios en sectores como la banca y la energía, han aumentado la presión fiscal.

 

Pymes y autónomos

Las pymes y los autónomos son los más afectados por esta presión fiscal.

Con márgenes de beneficio reducidos, estas empresas a menudo enfrentan dificultades para cumplir con sus obligaciones tributarias, lo que limita su capacidad de reinversión y crecimiento.

Además, muchas de ellas operan en sectores intensivos en mano de obra, lo que las hace especialmente vulnerables a los elevados costes de Seguridad Social.

 

La relación entre fiscalidad y competitividad

La alta fiscalidad sobre los beneficios empresariales tiene un impacto directo en la competitividad de España como destino de inversión.

Según el Índice de Competitividad Global 2023, España se encuentra rezagada frente a otros países europeos en cuanto a facilidad para hacer negocios, un indicador que incluye factores como la carga fiscal y la burocracia.

Además, la falta de incentivos fiscales para la innovación y el desarrollo empresarial dificulta que las empresas españolas puedan competir en sectores clave como la tecnología, donde los países nórdicos y Alemania lideran gracias a políticas fiscales más favorables.

 

Conclusión El lastre fiscal empresarial: España grava cinco puntos más que la media europea a las empresas

La presión fiscal empresarial en España es un tema que requiere una revisión urgente.

Si bien los impuestos son esenciales para sostener el Estado del bienestar, el equilibrio entre recaudación y competitividad es clave para garantizar un crecimiento económico sostenible.

Actualmente, el sistema fiscal español parece priorizar la recaudación a corto plazo sobre el estímulo a la inversión y la creación de empleo.

La pregunta que debe plantearse es si esta política fiscal, que grava a las empresas en mayor medida que la media europea, es realmente sostenible en un contexto de desaceleración económica global.

Sin reformas estructurales que alivien la carga fiscal sobre las empresas y fomenten la inversión, España corre el riesgo de quedar rezagada frente a otros países de la UE, perdiendo competitividad y, con ello, oportunidades para fortalecer su economía.

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