España se posiciona como líder en subidas de impuestos, es el tercer país de la Unión Europea donde más han aumentado desde 2018, mientras su sistema fiscal es catalogado como uno de los menos competitivos de la región.

Según un informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE) y la Tax Foundation, los contribuyentes españoles soportan un esfuerzo fiscal un 13,7% superior al promedio europeo.

Este contexto plantea serias dudas sobre la capacidad del país para atraer inversiones y fomentar el crecimiento económico.

España, Líder en Subidas de Impuestos

Un Sistema Fiscal en la Cuerda Floja

Desde 2018, España ha implementado más de 80 incrementos fiscales que abarcan tanto a ciudadanos como a empresas.

Estos ajustes incluyen subidas en el IRPF, impuestos sobre las grandes fortunas y la creación de nuevos tributos como el de banca y energéticas.

A pesar de la creciente presión fiscal, el sistema sigue siendo ineficiente para recaudar lo suficiente sin obstaculizar el crecimiento económico.

El informe del IEE y la Tax Foundation sitúa a España en el puesto 35 de 38 en términos de competitividad fiscal en la OCDE, solo por delante de países como Italia y Francia.

Este índice mide la capacidad de un sistema tributario para ser competitivo y neutral, factores clave para atraer y retener inversiones.

La Carga para los Ciudadanos y Empresas

En 2023, los contribuyentes españoles pagaron un esfuerzo fiscal un 13,7% superior al promedio de la Unión Europea.

Este esfuerzo se mide como la relación entre los ingresos fiscales y la renta per cápita de los ciudadanos.

En términos simples, los españoles trabajan más días al año solo para cumplir con sus obligaciones tributarias.

Las empresas tampoco se quedan al margen.

El impuesto sobre sociedades y las cotizaciones sociales están entre las más altas de Europa, lo que afecta directamente su competitividad internacional.

Según el informe, este escenario desincentiva la inversión extranjera y dificulta la expansión de las pequeñas y medianas empresas, que son el motor de la economía española.

Comparación Internacional: ¿Qué Hacen los Vecinos?

Otros países europeos han adoptado enfoques fiscales más competitivos. Irlanda, por ejemplo, mantiene un impuesto de sociedades del 12,5%, lo que ha atraído a gigantes tecnológicos como Google y Apple.

En contraste, el tipo efectivo para empresas en España puede superar el 25%, una brecha que pone en desventaja al tejido empresarial nacional.

Además, países como Alemania y Países Bajos han implementado políticas para simplificar la fiscalidad y reducir la carga administrativa.

España, sin embargo, enfrenta críticas por la complejidad de su sistema fiscal, que obliga a los contribuyentes a destinar más tiempo y recursos al cumplimiento de sus obligaciones.

Reacciones y Críticas a España, Líder en Subidas de Impuestos

El informe del IEE ha reavivado el debate sobre la política fiscal en España.

Desde la CEOE hasta las principales asociaciones de autónomos, las críticas señalan que la alta presión fiscal y la falta de incentivos están ahogando al tejido empresarial.

Lorenzo Amor, presidente de ATA, advierte que “sin una reforma estructural, España continuará perdiendo competitividad a nivel global”.

Por su parte, el Gobierno defiende las subidas fiscales como una medida necesaria para financiar el gasto social y las inversiones en infraestructuras.

Sin embargo, economistas y expertos coinciden en que estas políticas deben ir acompañadas de reformas que garanticen un uso eficiente de los recursos y fomenten la actividad económica.

Conclusión España, Líder en Subidas de Impuestos y en el Ránking de Baja Competitividad Fiscal

El aumento sostenido de la presión fiscal en España, combinado con un sistema tributario poco competitivo, plantea serias dudas sobre la sostenibilidad económica del país.

Mientras que otros países europeos apuestan por incentivos fiscales para estimular la inversión, España parece avanzar en dirección contraria.

Es urgente que el Gobierno aborde una reforma fiscal integral que simplifique el sistema, reduzca la carga tributaria y fomente la competitividad.

De lo contrario, el país corre el riesgo de quedarse rezagado en un entorno global donde la eficiencia y la atracción de inversiones son clave para el desarrollo económico y social.