Que una parte significativa de la población, trabaje pero aún sobreviva con ingresos muy bajos es el lado oculto del mercado laboral.
Recientemente se hizo pública la cifra de que más de nueve millones de españoles —cerca del 30 % de la población activa— perciben menos de 12.000 euros al año. Este número sorprende y alarma, porque en apariencia contrasta con la narrativa de recuperación económica.
Pero detrás de este dato hay múltiples factores estructurales: contratos parciales, temporalidad, bajos salarios, juventud laboral mal posicionada, microempresas con escasa capacidad de retribución.
En este artículo de mundoemprende analizamos por qué esta realidad persiste, qué significa para emprendedores, autónomos y microempresas, qué implicaciones tiene para la economía española y qué reformas podrían contribuir a cambiar el guion.
El escenario: datos y panorama salarial, el lado oculto del mercado laboral
Los datos esenciales
La cifra clave: más de nueve millones de personas en España ingresan menos de 12.000 € al año.
Si se considera que el salario mínimo interprofesional (SMI) se sitúa en torno a los 14.000 € en 14 pagas, se entiende la gravedad: trabajan y aun así su retribución está por debajo de ese umbral.
Complementariamente, estudios de distribución salarial muestran que un 67 % de los trabajadores en España ganan menos de 30.000 € anuales, lo que revela que los segmentos bajos y medios dominan el mercado de trabajo.
Contraste con la media y los tramos superiores
El salario medio anual en España ronda los 31.700 €, según datos recientes.
Pero como siempre ocurre, la media oculta dispersión: muchos ganan bastante menos.
Datos del IRPF revelan que solo cerca del 5 % de los declarantes ingresan más de 60.000 € al año.
Esto significa que el grueso de los trabajadores está lejos de esos umbrales.
Segmentos particularmente vulnerables al lado oculto del mercado laboral
Los trabajadores con contratos a tiempo parcial, jóvenes (especialmente menores de 30 años) o con estudios medios o bajos sufren mayor precariedad salarial.
Por ejemplo, el 30 % de los asalariados gana menos de 1.535 € brutos al mes, lo que al año confina en ingresos bajos.
Las microempresas y sectores como hostelería, comercio o servicios personales concentran muchas de estas situaciones.
¿Por qué sucede esto? Causas del bajo ingreso estructural y del lado oculto del mercado laboral
Alta temporalidad y parcialidad del empleo
España presenta una elevada tasa de empleo temporal y de jornada parcial respecto a otros países de la Unión Europea.
Cuando el contrato es por horas reducidas o duración limitada, el salario anual baja.
Es lógico: menos horas trabajadas → menor ingreso acumulado.
Tamaño empresarial y capacidad de retribuir
La estructura productiva española está dominada por microempresas (menos de 10 empleados) y pymes pequeñas que operan con márgenes estrechos.
Estas empresas muchas veces no pueden asumir salarios altos o grandes subidas sin que ello comprometa su viabilidad. En consecuencia, los trabajadores de estas empresas suelen recibir salarios bajos.
Baja productividad y bajo valor añadido
El salario no solo depende del contrato, sino del valor que aporta el trabajador.
En sectores poco productivos o con bajo grado de automatización, con funciones repetitivas o de escasa especialización, la remuneración tenderá a situarse en niveles bajos.
Sin aumento de productividad, difícilmente sube el salario.
Formación y segmentación del mercado laboral
Los trabajadores con estudios superiores tienen mayor facilidad para acceder a empleos mejor pagados.
Datos muestran que solo alrededor del 9 % de quienes tienen estudios bajos cobra 2.548 € mensuales o más, frente a casi el 48 % de los que tienen estudios superiores.
Esto revela la correlación entre nivel de formación y retribución.
Dinámicas demográficas y migración laboral
La incorporación de población en edad de trabajar (por ejemplo, inmigrantes con menor cualificación) puede presionar la remuneración hacia abajo o al menos contribuir a un segmento amplio de salarios bajos.
Esto no es causal único, pero sí forma parte de la realidad del mercado laboral español.
Qué significa para emprendedores, autónomos y microempresas el lado oculto del mercado laboral
Escenario para quienes contratan
Para un emprendedor que está creando una empresa o para un autónomo que empieza a contratar, este panorama supone que la masa de candidatos disponibles no siempre implica que tengan cualificación o estabilidad suficientes.
El riesgo de alta rotación es mayor en salarios bajos, lo que complica la inversión en formación o fidelización.
El valor del talento y la diferenciación salarial
Si muchos salarios están en el rango bajo, una empresa que quiera diferenciarse (por producto, servicio, experiencia) necesitará pagar más para atraer mejor talento o retenerlo.
Pero eso implica un coste mayor.
En un país con gran franja salarial baja, el coste salarial diferencial puede ser una barrera para competir.
Compromiso y motivación del trabajador
Un salario bajo, o con contratos frágiles, reduce la motivación, aumenta la rotación y puede afectar la calidad del servicio.
Para emprendimientos centrados en la experiencia del cliente o en la innovación, contar con trabajadores bien retribuidos y estables puede marcar la diferencia. Pero la realidad económica puede impedirlo.
Potencial de crecimiento limitado
Un emprendedor que funciona con plantilla de salarios bajos puede estar atrapado en un ciclo: baja productividad → bajo salario → alta rotación → bajo crecimiento.
Para romper ese ciclo, se requiere inversión en formación, mejora tecnológica, diferenciación de producto y remuneración estructuralmente superior al mínimo.
Pero esto es más difícil en un entorno con salarios medios bajos.
¿Qué reformas o medidas podrían cambiar esta situación del lado oculto del mercado laboral?
Fomentar la formación continua y especialización
El aumento del salario no solo depende de la obligación de pagar más, sino de que el trabajador aporte más valor. Incentivar la formación, la especialización técnica, los programas de reciclaje profesional permitirá que los salarios bajos puedan subir por productividad, no solo por obligación.
Reducción de costes estructurales para microempresas
Si la microempresa tuviese menos barreras, menos cargas fijas, menos costes no salariales, podría destinar más presupuesto a salario.
Desde una óptica liberal esto significa reducir impositivos, simplificar trámites, flexibilizar contratación para que la empresa pueda remunerar mejor sin comprometer su viabilidad.
Incentivos para sectores estratégicos y de alto valor añadido
Gobierno y administraciones podrían favorecer con incentivos fiscales, subvenciones o bonos de formación, los sectores que generan mayor valor añadido, permitiendo que las empresas paguen más y que los trabajadores de esos sectores escalen en salario.
Transparencia y negociación salarial
Mayor transparencia sobre salarios medios por sector y región permite que los trabajadores negocien con mejores datos, y que los emprendedores tengan benchmarks claros para no reclutar solo por bajo coste, sino por valor.
Flexibilidad contractual equilibrada
Habilitar mayor flexibilidad en los contratos sin sacrificar derechos puede facilitar más horas de trabajo, más estabilidad o turnos optimizados que permitan mejorar el ingreso anual medio. Esto no significa precarizar, sino adaptar la realidad del tejido económico para que pueda generar empleo decente.
Conclusión Más de 9 millones en España ganan menos de 12.000 € al año: el lado oculto del mercado laboral
El dato de que más de nueve millones de españoles ganan menos de 12.000 € al año es inquietante y revela una brecha estructural en la economía española.
No se trata solo de pobreza salarial, sino de una señal de que gran parte del mercado laboral opera en condiciones marginales: bajo valor añadido, escasa especialización, elevada temporalidad, contratos parciales y microempresas con márgenes estrechos.
Desde la perspectiva de emprendimiento y libertad económica, la cuestión es doble: por un lado, las empresas y autónomos deben poder contratar y remunerar mejor para crecer; por otro, los trabajadores necesitan oportunidades para aportar más valor y obtener mejor salario. Sin estas dos piezas en su lugar, el sistema se estanca en una zona de medianía productiva y salarial.
Para que España avance, es necesario que la cifra de salarios bajos deje de ser la excepción y se convierta en la minoría.
Que crecer en ingresos deje de ser privilegio de pocos y se amplíe al conjunto. Y que las empresas —especialmente las pequeñas y medianas— puedan participar de ese cambio, compitan en valor, no solo en coste.
En definitiva: no basta con generar empleo; hay que generar empleo de calidad. Porque tener un trabajo hoy no es garantía de bienestar mañana. Y mientras más de nueve millones se queden en menos de 12.000 € anuales, ese dicho seguirá siendo cierto. El reto no es solo cuánto ganamos, sino cómo lo ganamos.














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