El coste laboral por trabajador crece un 23% desde el inicio del mandato de Pedro Sánchez en 2018, según datos de Eurostat.
Esta espiral alcista, impulsada por incrementos de salarios, cotizaciones, SMI y bonificaciones sociales, ya está pasando factura a las pymes.
Y cuando el Ministerio de Trabajo propone ahora una reducción de la jornada semanal de 40 a 37,5 horas sin recorte salarial, el clamor empresarial se intensifica: la medida supone otro empujón al alza de los costes, dificultando la propia supervivencia de las pequeñas empresas.
El coste laboral se dispara: ¿por qué?, coste laboral por trabajador crece un 23%
Según Eurostat, desde 2018 el coste laboral por asalariado ha subido un 22,9 % en apenas cuatro años.
Los motivos son múltiples:
- Subidas continuas del SMI: entre 2018 y 2025 se elevó un 80,7 %, hasta 1.184 €/mes .
- Incremento de cotizaciones sociales y recargos solidarios: el coste empresarial de contratar aumentó un 18-25 % entre 2019 y 2025.
- Ajustes salariales por convenio: impulsados por una inflación alta, formando parte del mosaico de costes.
El último trimestre de 2025 refleja un alza del 3,6 % interanual, equivalente a nuevas tensiones financieras en las pymes.
Impacto sectorial: sectores vulnerables al coste laboral por trabajador que crece un 23%
Construcción e industria manufacturera
- La construcción lidera el alza (3,9 %), con actividad delicada y escasez de mano de obra.
- La industria –excluida la construcción– también sufre, con un aumento del 4,9 % en el coste laboral.
Comercio, hostelería y transporte
- Sectores mayoritariamente pyme han visto encarecerse el coste laboral en un 4 % en los tres primeros meses del año.
- Se trata de empresas con márgenes muy reducidos, donde estos incrementos pueden significar pérdida de rentabilidad o cese temporal.
Microempresas
- Según CEPYME, los costes han aumentado un 23 %, mientras la productividad se redujo un 1,7 % desde 2019.
- El número de microempresas ha caído un 1 % desde la pandemia, mientras las grandes crecieron un 19,5 %, reflejando la debilidad del segmento.
Reducción de jornada: una reforma bienvenida… pero cara que se suma a coste laboral por trabajador que crece un 23%
El Anteproyecto de Ley, pendiente de aprobación parlamentaria antes de fin de año, plantea:
- Descender de 40 a 37,5 horas semanales, sin reducción salarial.
- Garantizar el derecho a la desconexión digital y reforzar el registro horario.
Costes estimados, además de… coste laboral por trabajador crece un 23%
- El Ministerio de Trabajo cuantifica el impacto en hasta el 7 % de incremento en costes laborales, especialmente para pymes.
- CEPYME valora un +6,25 %, sumando al alza del SMI y cargas sociales.
- Según Fedea, aplicarlo sin adaptaciones supondría unos 14.000 M€ de costes extra para microempresas y autónomos.
Viabilidad en juego
- El coste oculto rigurosamente ha provocado cierre de 11 300 microempresas desde 2020.
- CEPYME y asociaciones temen que la reducción de jornada acelere el cierre de más pequeñas empresas, al aumentar costes fijos.
Patronales vs sindicatos: el pulso del diálogo
Patronales (CEOE, CEPYME, Conpymes)
- Reclaman no imponer la medida por decreto y sin transitoriedad.
- Denuncian intervencionismo excesivo y falta de adaptación por sector.
- Exigen flexibilidad y escalonamiento, con modelos sectoriales o bolsa de horas como Francia.
Sindicatos (CCOO, UGT, CIG)
- Apoyan la reducción como necesaria para conciliar vida laboral y personal.
- Reivindican justicia social y adaptación al siglo XXI, con IA y automatización .
Lecciones europeas: reducir sin roturas
Ejemplos internacionales muestran que es posible:
- Islandia: pruebas de 35‑36 h semanales sin pérdida de productividad.
- Nueva Zelanda (Unilever): semana de 4 días mientras mantiene salario y productividad intactos.
- Francia: aplaza jornadas o introduce bolsas de horas para adaptarse sectorialmente.
En Bélgica y Reino Unido existen ensayos piloto que podrían servir de ejemplo para España.
Propuestas para un cambio eficiente
- Implantar transitoriedad de 2‑3 años, con reducción gradual por tramos o incentivos sectoriales.
- Bolsas flexibles de horas y teletrabajo para amortiguar incrementos de costes.
- Bonificaciones fiscales o sociales temporales para PYMEs que adopten la reducción.
- Pilotos regionales en sectores estratégicos, evaluando impacto antes de extensión nacional.
- Refuerzo a la negociación colectiva, pasando del decreto al pacto social.
- Formación y productividad: usar fondos europeos para digitalización y capacitación.
Conclusión Pymes al límite: coste laboral crece un 23% y la reducción de jornada pone en jaque su viabilidad
La reducción de jornada es una reforma progresista y alineada con una visión humanista del trabajo, pero su viabilidad depende del contexto económico.
El coste laboral ha subido un 23 % desde 2018 y las pymes siguen operando con márgenes exiguos.
Si se instala una ley sin adaptaciones por sectores y sin apoyos transitorios, el riesgo es real: aumento del desempleo, cierre de empresas y aumento de la economía sumergida.
España debe aprender de Europa: avanzar sin precipitación, protegiendo a quienes generan empleo y sostienen el tejido productivo.
Solo así la reforma será sostenible y no un espejismo.
De lo contrario, el futuro de las pymes, y con ellas de la economía española, quedará más incierto que nunca.
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