España enfrenta un desafío económico de gran envergadura: la falta de inversión, tanto nacional como extranjera, y una fiscalidad asfixiante que afecta tanto a empresas como a ciudadanos.
Mientras los impuestos alcanzan niveles récord, el país se encamina hacia un futuro con menos empleo y un Estado de Bienestar debilitado.
¿Cuál es el impacto real de estas políticas y qué soluciones podrían revertir la situación?
Una Fiscalidad Asfixiante: El Estado de Bienestar en Jaque
Una Fiscalidad que Frena el Crecimiento
Según el informe destacado, España se sitúa entre los países con mayor carga fiscal de la Unión Europea, una situación que se ha intensificado desde 2018 con más de 80 incrementos tributarios.
La presión recae especialmente sobre las empresas, que enfrentan altos costes operativos y una regulación cada vez más compleja.
Esto ha provocado una caída de la inversión extranjera y un estancamiento de la nacional, afectando directamente a la generación de empleo.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, defiende estas políticas como necesarias para mantener el gasto social.
Sin embargo, economistas como Daniel Lacalle advierten que esta estrategia podría tener efectos contraproducentes a medio y largo plazo, reduciendo la competitividad y dificultando la recuperación económica.
Impacto en el Empleo y la Economía
El tejido empresarial, compuesto mayoritariamente por pymes y autónomos, sufre especialmente bajo estas condiciones.
La falta de incentivos fiscales y la inseguridad jurídica disuaden la creación de nuevas empresas y el crecimiento de las existentes.
Esto se traduce en una disminución de la capacidad de generar empleo de calidad, aumentando la temporalidad y la precariedad laboral.
Según el Banco de España, la tasa de desempleo, aunque ligeramente reducida en los últimos años, sigue siendo una de las más altas de Europa.
Además, el empleo creado no logra compensar la falta de dinamismo económico, mientras que sectores clave como la tecnología y la industria sufren por la falta de inversión.
Comparativa Internacional: Lecciones de Países Vecinos
En el contexto europeo, España destaca negativamente por su baja competitividad fiscal.
Países como Irlanda y Países Bajos han apostado por políticas más favorables para atraer inversión extranjera, logrando tasas de crecimiento superiores y una economía más diversificada.
En contraste, España parece centrada en una política fiscal que prioriza la recaudación a corto plazo sobre el crecimiento sostenible.
Alemania y Francia, a pesar de tener una presión fiscal elevada, han implementado medidas para proteger la inversión empresarial, incluyendo deducciones fiscales y ayudas directas a sectores estratégicos.
Estas políticas no solo fortalecen su tejido empresarial, sino que también garantizan una mayor estabilidad en el empleo.
Consecuencias para el Estado de Bienestar
El informe destaca que la disminución de la inversión no solo afecta al empleo, sino también a la capacidad del Estado para financiar el bienestar social.
La caída de la recaudación a medio plazo, unida al envejecimiento de la población, pone en riesgo servicios esenciales como la sanidad, la educación y las pensiones.
Sin un cambio de rumbo, España podría enfrentarse a recortes en estos sectores, aumentando las desigualdades sociales.
Conclusión Una Fiscalidad Asfixiante: El Estado de Bienestar en Jaque por la Huida de la Inversión
El actual modelo fiscal de España, centrado en una elevada presión tributaria y una regulación poco flexible, está agotando los recursos económicos y debilitando su competitividad.
Sin un cambio estructural que incluya incentivos para la inversión y medidas que equilibren la recaudación fiscal con el crecimiento económico, el país corre el riesgo de entrar en una espiral de estancamiento.
Es fundamental que el Gobierno reevalúe sus políticas y priorice la atracción de inversión y la creación de empleo.
Solo a través de un enfoque equilibrado se podrá garantizar la sostenibilidad del Estado de Bienestar y la prosperidad de las futuras generaciones.
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