Ser autónomo lleva consigo una ventaja y es la de ser tu propio jefe. Esto además, implica la toma de decisiones, cosa a la que no todo el mundo está capacitado y se atreve a hacerlo.
Además hay que saber equivocarse y asumir la responsabilidad ya que no tenemos a nadie alrededor que nos pueda orientar sobre si nuestras decisiones están bien o mal.
Por este motivo, no todo el mundo es capaz de ser su propio jefe. Existen muchos casos, en los que tenemos muchos jefes, nuestros clientes, sobre todo si las cosas no salen bien.
Si no eres puedes decirle a un cliente que no a un servicio, tú no eres el jefe, sino él porque paga lo que llevará a hacer cosas de las que no estás convencido.
Además, ser tu propio jefe implica por otro lado planificar y ser capaz de organizarte teniendo en cuenta tu capacidad de rendimiento. Hay que tener en cuenta hasta donde podemos llegar y que hay veces que debemos hacer esfuerzos extra.
También hay que estar preparados para que con una sola llamada todo lo que teníamos planeado se venga abajo porque lo que parecía urgente ya no lo es y hay priorizar otras cosas.
Hay que saber, que tocamos muchos temas tanto administrativos como fiscales que ahora están bajo nuestra responsabilidad. Esta tarea podemos dejarla en manos de terceros aunque, como todo, con un coste económico y tú como autónomo no dejas de tener que tomar ciertas decisiones aunque lo delegues en otra persona.
Aunque creamos que somos buenos en lo nuestro, no todo el mundo sabe adaptarse al papel de jefe y hay que saber como asumir este rol y como llevarlo a cabo.
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