El BCE planea la llegada del euro digital y así proteger la estabilidad financiera y la soberanía monetaria ante otros actores.
En estos últimos años, ha ido evolucionando el concepto de dinero y métodos de pago. El descenso del uso de efectivo, favorecido por la digitalización y por la reciente pandemia, han formalizado nuevos métodos de pago.
En esta situación, la banca central se ha visto presionada para introducirse en el mundo de las divisas digitales y así poder mantener el control del dinero y la soberanía monetaria de las diferentes potencias.
Debido al Covid-19, la realidad de este cambio es un hecho. El Banco de Japón ha hecho público que inicia sus pruebas con el yen digital, mientras que el Banco Popular de China ya está realizando ensayos.
La iniciativa de las diferentes potencias mundiales, junto con la popularidad de la criptomonedas, han hecho que el Banco Central Europeo empiece a estudiar cuándo y cómo introducir el euro digital. El proyecto se encuentra en estado de consulta pública y experimentación, pero se espera tener conclusiones a mitad de 2021.
CBDC
El euro digital esta en el grupo de los activos llamados Central Bank Digital Currency (CBDC) -Monedas Digitales del Banco Central traducido-. Son un tipo de moneda fiduciaria digital cuyo objetivo principal es ganar terreno en el mundo digital usando el poder de los bancos, los gobiernos y el enorme impacto de la tecnología.
La diferencia de las CBDC con otras criptodivisas como el bitcoin, es su carácter público en comparación con las demás monedas digitales, las cuales son lanzadas por empresas privadas. Por otro lado, la diferencia básica con el euro tradicional es el soporte por donde se emite.
El euro digital, al igual que el efectivo, será parte de la oferta monetaria. El banco central creará y guardará este dinero, y estará a disposición de todos los consumidores sin necesidad de intermediarios.
El objetivo del BCE es que el euro digital pueda ser utilizado no exclusivamente para grandes transacciones, si no además sea accesible para minoristas y poder así realizar compras pequeñas. Además, el BCE pretende que por cada euro digital lanzado, se retira un euro físico y poder equilibrar la oferta de esta nueva moneda.
Gran peso de lo digital
La incorporación del euro digital se ha visto acelerada por la gran demanda de pagos electrónicos en Europa. Además, esto supondría una mayor seguridad en las transacciones y un descenso de los posibles fraudes.
Banco Santander ya realiza el 44% de las ventas por canales digitales, un 8% más que en 2019. Por otro lado, BBVA ha aumentado sus ventas digitales alrededor de un 5%, lo que supone un 63% de sus ventas totales. Estos datos reflejan la caída acelerada del uso del efectivo.
El miedo por el uso de métodos digitales ha descendido, obligando al BCE a hacer frente a los medios privados de pago y poder conseguir una estabilidad financiera. Sin embargo, otra potencias han tomado ya la iniciativa, llevando más ventaja en el estudio de las CBDC, como es el caso de China o la Reserva Federal (Fed)
Empezar de 0
Muchos expertos de las criptomonedas, y defensores de estas, opinan que el dinero -físico-, lleva consigo una enorme deuda que ninguna potencia es capaz de frenarla. Por eso, estos mismo teóricos, piensan que la implantación del euro como moneda digital podría ser un ‘empezar de 0’ para la moneda europea.
Herminio Fernández, director ejecutivo y fundador de Eurocoinpay, rechaza la postura del BCE a que el euro digital convivirá con el efectivo, y recalca que este último desparecerá aproximadamente en 10 años. Además, piensa que este cambio va a significar un paso hacia delante y que los usuarios serán capaces de adaptarse con facilidad.
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