El 99,84% de las empresas españolas tienen menos de 250 trabajadores, de que los cuales el 94% son bien autónomos o bien microempresas.
Con estos números, es difícil pensar un escenario económico en los que los pequeños negocios no sean los protagonistas.
La ONU ha destacado el papel que juegan las microempresas en la economía mundial, a las que considera la espina dorsal de la mayoría de países, al representar el 90% del tejido empresarial mundial.
Además de representar entre el 60 y el 70% del empleo y la mitad de todo el PIB que se genera a nivel global, según los datos del Consejo Internacional para la pequeña empresa.
La ONU ha subrayado su papel clave en la reducción de la pobreza y el fomento del desarrollo.
Especialmente en aquellos países más pobres, ya que tienden a contratar a trabajadores de los sectores más vulnerables de la sociedad, como personas de hogares desfavorecidos.
De hecho, en muchas zonas rurales, son la principal y hasta única fuente de empleo.
Las Naciones Unidas conciben este desafío como una oportunidad única para que los legisladores comunitarios de tomar medidas para “alentar la formalización, la participación y el crecimiento de las microempresas en los mercados internacionales, regionales y nacionales».
Son muy pocas las empresas de reducido tamaño que tienen acceso a los mercados financieros, aunque Bruselas ya haya dado luz verde a un proyecto para facilitar facilitar su acceso a los mercados de valores.
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